Me acuerdo cuando era pequeña e iba a comprar fruta y verdura al mercado, la frutera de confianza te la ponía en el plato de la balanza, te la pesaba y luego te la dejaba caer dentro del capazo o del carro directamente, sin necesidad de utilizar ninguna bolsa, quedando el carro siempre sucio de patata, láminas de cebolla y un poco de perejil que te daban en la pescadería ¡Qué bueno! ¡Qué imagen me ha venido a la memoria! ¿Te acuerdas del trozo de periódico que se ponía en el fondo del carro para no mancharlo? ¡Mítico! O como mucho, te ofrecían unas bolsas gruesas de color verde donde metías todo mezclado. Aquellas bolsas eran ¡Indestructibles!
Pasados unos años, ya me acostumbré a que nos ofrecieran, allí por donde fuese, bolsas de plástico, donde metías cada tipo de fruta y verdura por separado. Las primeras que aparecieron, se les solía dar un segundo uso, por lo gruesas y resistentes que eran, pero poco a poco se han vuelto tan finas, que casi no sostienen el peso, rompiéndose antes de llegar a casa, si es que llegan. A día de hoy, en según que comercios, afortunadamente vas encontrando más del tipo reciclado, biodegradable o con mucha suerte compostable, o incluso papel.
Pero si piensas fríamente, la vida de estas bolsas es tan breve, como el camino del establecimiento a tu casa, cuando las vacías para colocar la compra en el cajón de la fruta y la verdura de la nevera.
Por este motivo, hoy te propongo cambiar las bolsas de plástico de usar y tirar, por bolsas de tela. Del material de la que estén hechas estas bolsas ya lo dejo a tu elección, pues pueden ser de ropa, ganchillo o plástico como las que vas a ver en las fotos del post.

Es hacer una sola vez, la inversión, si las compras hechas, o el trabajo, si las quieres confeccionar tu mismo, y ¡Tendrás bolsas para años! Piensa que muchas de ellas se pueden incluso meter en la lavadora, y quedan como nuevas.
Sólo tienes que acostumbrarte a llevarlas encima cuando vayas a comprar o tengas intención de hacerlo. Un truco para no olvidarte, puede ser meterlas en el carro de la compra, o en el bolso la noche anterior, ya que vas a comprar de vuelta a casa tras el trabajo. Al menos, las bolsas que yo utilizo son ligeras y me ocupan poco espacio, por lo que no significa mucho esfuerzo llevarlas encima durante horas.
Tengo que reconocer que aún diciendo lo que he dicho, hay días que me las he olvidado en casa. Lo reconozco ¡Soy humana! Mi plan B, consiste entonces, en utilizar la misma bolsa para varios ingredientes, e indicar a la cajera, que están mezclados y que lo tiene que pesar por separado.
En este caso he encontrado todo tipo de respuestas por parte del profesional. Desde un «¡Muy bien! Así reducimos plásticos», hasta un «¡Otro día póngamelo por separado señora, por favor, que así me da más trabajo!». Como siempre, cada uno ve la vida bajo su prisma. Uno valora el detalle, y ve el beneficio que significa para el medio ambiente (futuro) , y el otro sólo lo ve como un obstáculo en su trabajo (presente).

Por suerte, en la frutería Cal Fruitós, donde me encanta ir por como tratan el producto, su presentación y porque apuestan por la calidad, y además han tenido la amabilidad de dejarme hacer estas fotos, nunca me han puesto ningún impedimento tanto en el uso de las bolsas de tela, como en el Plan B. Dar personalmente las gracias a Nirvana por ayudarme en la composición de las fotos ¡Toda una fuente de ideas! 😉
Y si finalmente te animas a dar el paso, eres creativo y prefieres realizarlas tu mismo, comparto contigo un video de www.coserfacilymas.com, donde te explica como confeccionar bolsas ecológicas de fruta y verdura ¡Espero que te guste! 😉